Las revistas para la industria de los tratamientos superficiales y acabados orgánicos e inorgánicos dirigidas al mercado español y portugués.
Son pocos los fenómenos naturales que sean tan democráticos y transversales como la corrosión. Pensándolo bien, los únicos que se me ocurren son los asociados con el decaimiento, como la enfermedad y la muerte. Esto se debe a que la corrosión es, por su naturaleza, un fenómeno de decaimiento, de degradación del material. Un fenómeno imparable que tiende a devolver a los metales a su estado original.
Puesto que se trata de un fenómeno natural, la corrosión no puede eliminarse por completo, solo puede controlarse, acotarse o prevenirse. Su impacto en la industria y la vida civil es tan grande que las estimaciones de diferentes fuentes oscilan entre el 2% y el 6% del PIB de las mayores potencias mundiales. La corrosión contribuye a la contaminación ambiental, es peligrosa para la salud humana y responde a lógicas contrarias a las de la sostenibilidad, ya que destruye en lugar de conservar.
El papel de la durabilidad de un producto se ha vuelto tan importante (especialmente a la luz del cambio climático y del aumento de la contaminación que someten a los recubrimientos a un estrés cada vez mayor, reduciendo así su vida útil) que la resistencia a la corrosión es la principal característica demandada actualmente a un sistema de pintura
en la industria en general.
Para que se produzca corrosión, se requieren tres elementos: un electrolito (agua), un receptor de electrones (aire) y un metal expuesto a ellos. Para prevenir o ralentizar este fenómeno, se debe eliminar una de estas tres condiciones, y ese es el papel que desempeña cualquier sistema de pintura o recubrimiento: actuar como barrera entre el sustrato (metal) y el agua y el aire. Ya sea cataforesis, pinturas líquidas o en polvo, aplicadas en una o más capas, estos recubrimientos orgánicos protegen el metal de la degradación en mayor o menor medida y con una durabilidad variable.
La tendencia al aumento de la demanda de resistencia a la corrosión
es, junto con la demanda de sostenibilidad, el principal motor de desarrollo en la industria de la pintura industrial. El sistema de recubrimiento que incluye cataforesis de fondo + ciclo de pintura de acabo superficial en polvo o líquido es una de las soluciones, la más efectiva, para garantizar la máxima durabilidad de un producto manufacturado. Por esta razón, la cataforesis está ganando terreno en nuevos sectores, saliendo del ámbito restringido de la industria del automóvil y de sus componentes.
Para responder a las demandas de durabilidad y resistencia de los recubrimientos, es imprescindible para quienes trabajan en el sector de la pintura contar con líneas y procesos de pintura y recubrimiento actualizados a las últimas tecnologías, ultracontrolados y trazados, para garantizar no solo la durabilidad sino también su consistencia en todos los lotes. Prevenir la corrosión no solo ahorra dinero, sino que también protege la salud humana y el entorno, convirtiéndose en una de las mejores formas de sostenibilidad.
Con el deseo de que la evolución de los mercados y la industria en el próximo año permita a las empresas seguir innovando a tal fin, ¡aprovecho la ocasión para desear a todos nuestros lectores unas felices fiestas!
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